Anselmo Sánchez Héctor
Orgamimismo
Dícese del fenómeno que produce estar encantado consigo mismo, o sea, encantado de conocerse.
“Dremía!” cada día veo más y más expertos, coachs, profesores, emprendedores, dinamizadores,… en la red, y fuera de la red. No está mal que el mundo se sofistique tanto, y haya muchos expertos. Antes si eras “Experto” era porque lo decían los demás, y no uno mismo. Hasta yo era guapo si lo decía mi madre, a mi ni se me ocurría, obviamente 😉 (a mi madre tampoco)
¿Cuál es la motivación que nos lleva a muchos a exponernos como “expertos”? Creer que es una forma de desarrollarnos profesionalmente, ganar un status, y ganar dinero.
De esta guisa, tenemos expertos en cosas como sacarle punta un lápiz, atarse los cordones de las zapatillas o decirnos que una web debe ser “responsive”. Es fenomenal, ya no tenemos que tomar estas decisiones a la ligera, antes llamaba a un amigo para preguntarle si montábamos un Windows XP o un Windows 10, y ahora tengo respuestas para todo, dentro y fuera de Google, es como Siri o Cortana disponible todo el día. Por cierto, a mi amigo, al del Windows, no le pagaban nunca por su consejo.
Pienso, que buscamos reconocimiento a priori, y hacemos un master con 25 años que antes se hacía con 35. Queremos ser antes de existir y queremos experimentar antes de vivir.
¿No deberíamos dejar que el tiempo pase aprendiendo, disfrutando y experimentando? Y que luego otros digan en qué somos expertos. No seremos expertos en nada por muchos masters y cursos que hagamos, la palabra experto proviene de experiencia.
Siempre que recibo una invitación a la charla de un “experto”, busco en internet y redes sociales la “experiencia” del “experto”, y valoro mi interés por ir. Muchas sorpresas.
Contablemente: cada minuto que inviertes en escuchar a un “experto” lo imputas al pasivo de tus inversiones, y el aprendizaje de la experiencia, a tu activo. Cuando el pasivo supera al activo, entramos en pérdidas.
Vamos, que “La vida es eso que pasa mientras tu estas en eventos” ;-P